“De mitos, leyendas y cuento de hadas: Nivel simbólico - Un acceso al imaginario -“
I
El Camino del Héroe
En el libro “El Héroe de las mil caras -Psicoanálisis del mito-“el autor: Joseph Campbell, trata de aplicar los postulados del psicoanálisis -especialmente de la escuela de Carl Jung- al estudio de las mitologías.
Allí señala las significativas coincidencias observadas entre el simbolismo de los sueños y ciertos elementos característicos de los mitos. Desde su punto de vista,
la partida, la iniciación, la apoteosis y el regreso serian componentes esenciales de la aventura del héroe y pueden identificarse una y otra vez en mitos, leyendas, rituales, cuentos de hadas, tradiciones de todos los pueblos del mundo y aún en ciertos símbolos de grandes religiones actuales.
Otros estudiosos del tema afirman que, debido a la excesiva racionalización de la sociedad occidental y al descrédito en que han caído las mitologías, las imágenes simbólicas se refugian en el inconsciente –su lugar de origen- .Por lo tanto el individuo ha de enfrentar hoy a solas los dilemas que en la antigüedad resolvían los sistemas mitológicos colectivos.
Para Campbell, nuestras creencias y el mito subyacen –a nivel simbólico- en todas nuestras expresiones socioculturales: artes, religiones, códigos morales, comportamientos, descubrimientos científicos y tecnológicos, y hasta en las visiones que nos atormentan en los sueños en forma privada e inadvertida. De tal modo, dichos símbolos no pueden suprimirse permanentemente ya que cada uno de nosotros los lleva dentro de sí a nivel psíquico e inconsciente.
Es el inconsciente y no otro quien manda a la mente –entre brumas- seres extraños e imágenes engañosas que como geniecillos imperceptibles suelen contaminar nuestras acciones cotidianas.
Estas fuerzas psicológicas reprimidas se activan como un resorte más de una vez frente a ciertas palabras casuales…paisajes, olores… sabores y suelen inquietarnos o hundirnos en la zozobra. Si los sentimos como mensajeros peligrosos es porque amenazan las estructuras de seguridad que hemos construido para preservarnos a nosotros mismos y a nuestros afectos.
Es entonces cuando, con la ayuda del terapeuta, podremos responder activamente al desafío de exorcizarlos. Él al modo del “chamán “en las culturas primitivas puede auxiliarnos a conjurar las imágenes dolorosas de la infancia y como Ariadna, en el mito griego, conducirnos a la luz que posibilitara el descubrimiento, reconstrucción y fortalecimiento del yo .Sólo entonces podremos transformarnos en protagonistas conscientes de nuestra propia historia, en héroes liberadores de las cadenas que nos impiden transitar por nuestro camino y concretar nuestros ideales.
En coincidencia con otros autores, Campbell usa los términos de “separación” y “transfiguración” para describir la crisis por la cual el héroe o la heroína alcanzan la más alta dimensión espiritual.
El primer paso separación o retirada consiste en dejar el mundo exterior para refugiarnos en el interno, un retirarse del macro al microcosmos, un dirigir la mirada del caos del mundo exterior a la paz que pensamos existe en nuestro interior. Pero sucede que en ese reino nos reencontramos - nada menos que - con nuestro inconsciente infantil.
Es el reino que penetramos en nuestros sueños. Lo llevamos dentro de nosotros eternamente y allí están los ogros y los ayudantes secretos de nuestra primera infancia. Allí anida la magia de nuestra niñez, los miedos y las potencialidades que esperan ser sacadas a la luz.
En síntesis, la primera misión del héroe -hombre o mujer- sería retirarse del mundo exterior pero para combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales.
Sobreviene entonces el segundo momento o “transfiguración “. Durante la “Transfiguración”, en la aventura personal, muere –simbólicamente- un héroe viejo y renace uno nuevo cuya tarea y hazaña será volver a los otros -regreso- renovado para enseñar las lecciones que ha aprendido sobre los misterios de la vida.
La travesía del héroe mitológico, el del cuento de hadas o la del yo personal en cada uno de nosotros es fundamentalmente interior, en profundidades donde se vencen oscuras resistencias y terrores. Solo allí y entonces podremos penetrar en el conocimiento de un amor que todo lo invade, todo lo alimenta y nos otorga la posibilidad de avanzar con una fuerza interior hasta ese entonces desconocida e inimaginable. Las terribles mutilaciones de la infancia se transformarán en sombras para dar paso al Tercer momento: el Regreso del héroe investido por la luz del amor y el saber.
Una representación majestuosa de estos tres momentos se visualiza con claridad en el mito griego de Teseo y el minotauro o en las grandes batallas del Buddha, el joven príncipe Gautama.
Por otra parte, el lugar donde ha nacido el héroe, donde ha realizado sus hazañas o donde ha regresado se transformaría en el ombligo del mundo. Dicho lugar será, posteriormente, señalado y santificado para provocar en los demás una meditación fructífera.
Aquél que entre a ese templo estará evocando la proeza del héroe original pues ese lugar tendrá por finalidad reproducir el modelo universal de modo que cada uno de los visitantes pueda rememorar, dentro de sí mismo, aquella gesta tan antigua. Vale decir que ese “lugar sagrado” habrá de confrontarlo con el bien y el mal, la belleza y la fealdad, el pecado y la virtud, el placer y el dolor, la vida y la muerte, el reencuentro con su yo más profundo en conexión con la trascendencia.
De tal modo, tanto en los mitos y las leyendas como en los cuentos de hadas, en esas circunstancias, puede producirse lo que Campbell denomina *1- “un llamado a la aventura”.
Dicho llamado muchas veces, se hace presente, de la forma más ingenua e insospechada como en el cuento de “La princesa y el sapo” de los hermanos Grimm. En el mismo la princesa pierde su pelota de oro en una fuente de agua de los parques del palacio. Mientras lloraba desconsolada una rana surge de la fuente y se ofrece a buscarla siempre y cuando la princesa le permita vivir con ella. La princesa especula y acepta el ofrecimiento pero en cuanto recupera la pelota de oro sale huyendo. Encontramos allí un ejemplo de cómo puede empezar una aventura de modo repentino e insospechado.
Y a partir de allí nos encontramos expuestos a circunstancias y errores que nos resultan ilógicas e incomprensibles. Freud ha demostrado que los errores no son meramente accidentales. Son el resultado de conflictos y deseos reprimidos. El error puede significar un destino que se abre. Así sucede en este cuento de hadas donde la desaparición de la pelota es el primer signo, algo va a suceder a la princesa, la rana es el segundo y el incumplimiento de la palabra es el tercero. Se denomina a la rana el mensajero, y la crisis de su aparición es*1- la llamada a la aventura.
La llamada puede introducirnos en una importante empresa histórica o una iluminación religiosa, puede convocarnos para la vida o para la muerte.
En este cuento se vincula con el ingreso de la princesa a su adolescencia quien es obligada por el rey a cumplir con su palabra. Llena de horror por tener que compartir su comida y su lecho con la rana, la princesa verá con estupor cómo el animalito repulsivo se transforma en príncipe. Obviamente,” serán felices y comerán perdices “.
En definitiva, simbólicamente la llamada devela siempre un misterio, puede ser un rito, un momento de iniciación o un paso espiritual que nos convoca a un renacimiento. Muere una etapa anterior, terminamos un ciclo de nuestras vidas, debemos abandonar viejos criterios y conceptos, llega el *2do momento: traspasar el umbral.
En el cuento aparecen símbolos típicos de la llamada: el bosque oscuro, un gran árbol, una fuente de agua que murmura, un animalito insignificante como portador de las fuerzas del destino.
Freud sugiere que todos los momentos de angustia reproducen los dolorosos sentimientos de la primera separación de la figura materna en el momento del nacimiento. Tanto Teseo como el Buda o la princesa deberán abandonar sus vínculos anteriores para poder emprender la misión para la que han sido convocados.
Indefectiblemente, todo abandono de un estado anterior, todo renacimiento nos lanzará, en un principio, al reino de la angustia y la desolación. Tampoco podemos pasar por alto, tanto en el sueño como en el mito, al heraldo o mensajero que nos provoca: puede ser dulce, velado o terrorífico pero aparecerá repentinamente como un guía para instarnos al *2do momento: traspasar el umbral e iniciar una nueva etapa en nuestras vidas. Cada uno podrá aceptar o rechazar la llamada.
Si -*3er momento- rechazamos el llamado otras fuerzas volverán a convocarnos otra vez. Los cuentos y mitos populares aseveran que la negativa a aceptar el llamado es sumirnos psíquicamente en una mayor desolación, hundirnos en la desorientación, renunciar al futuro. El yo vivo queda atrapado en el laberinto de nuestra mente como el minotauro en su caverna. El psicoanálisis da cuenta de sujetos que quedan eclipsados por las figuras y los conflictos paternos , se encierran en las paredes de su infancia, transforman a los padres en los guardianes del umbral y débiles y temerosos fracasan en el intento de atravesar el umbral y renacer a la nueva vida. La bella durmiente permaneció durmiendo castigada por una bruja celosa (imagen inconsciente de la madre) hasta que llegó el príncipe a despertarla *4to (Auxiliar sobrenatural). Sin embargo no todos los que vacilan están perdidos. Es característica de figuras religiosas importantes la introversión, hundirse en lo más profundo de sí mismos para meditar y reencontrarse en soledad con la trascendencia: Budda, Mahatma Gandhi.
El líder espiritual desea aceptar la llamada desde las convicciones más profundas. Por ello, decide enfrentar en soledad la agonía de romper las limitaciones personales en pos del crecimiento espiritual.
Lo cierto es que, para el hombre común, traspasar el umbral implica que deberá vencer a los dragones, a los miedos internos que intentan impedirle el paso. Lo cierto es también que una vez traspasado el umbral, ese hombre nunca más será el mismo.
En síntesis, como en los mitos, todos y cada uno podemos ser los protagonistas de nuestra historia pero como en la aventura del héroe madurar implica partir de los eclipsamientos infantiles para aceptar los desafíos personales de nuestra llamada a la aventura, vencer los terrores y los obstáculos que se nos presenten para impedirnos traspasar el umbral, darnos permiso para renacer a una nueva etapa en nuestras vidas.
Prof. María Cristina Avila; Bs. As. Rep. Arg.; 2011
Fuentes bibliográficas:
- Freud, Sigmund: Obras completas: “La interpretación de los sueños” tomo 1; Traducción directa del alemán Luis
López – Ballesteros y de Torres; Editorial Biblioteca Nueva; Madrid; España; 1ra edición
Diciembre de 1948 – impresión 1996.
- Campbell, Joseph:”El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito”; Fondo de Cultura Económica; México;
1959.
- Bettelheim, Bruno: “Psicoanálisis de los cuentos de Hadas”; Critica S.L; Barcelona, España; 1ra Edición mayo
1977- 7ma impresión Octubre 2005.
- Diel, Paul: “El simbolismo en la mitología griega”; Editorial Labor S.A; 2da Edición; España; 1995.